El Artista

El nombre de Julio Castaño (1935-2021) es sinónimo de ARTE. Este gran artista resulta un referente del diseño teatral cubano. Castaño tuvo la suerte de vivir un período de despertar de la conciencia cultural cubana, donde las vanguardias artísticas dieron como resultado una estética, muy relacionada con el surgimiento y empoderamiento de la identidad cultural y de la aceptación de lo cubano, que repercutiría en otros aspectos del arte, y que ha logrado trascender la barrera del tiempo para establecerse como un elemento iconográfico reconocible como manifestación cultural.

Castaño en su activo y largo camino por las artes, compartió y se nutrió de figuras prominentes de la cultura cubana y universal. Este hombre de vasta cultura, y de sonrisa afable, es hoy un artista que se erige como fundamental dentro de la historia de la danza en cuba.

 

Natural de La Habana, inició sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Plásticas Concha Ferrant y concluyó su formación en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, donde obtuvo el título de dibujo y pintura en 1962.

 

Viajó a Madrid, donde cursó estudios en la Escuela Central San Fernando, hoy Real Academia de Bellas Artes de San Fernando creada por Real Decreto del 12 de abril de 1752. También en España Castaño recibió clases de arte dramático, canto, ballet y diseño escénico, enseñanzas que luego pone en práctica en su período profesional dentro del Ballet Nacional de Cuba.

 

Esta andadura por las artes, lo llevó a su regreso a Cuba a formar parte del Ballet de Cuba, dirigido por Fernando y Alicia Alonso, quien más tarde llevaría sus vestuarios en más de una ocasión, en producciones como La bella durmiente, El lago de los cisnes. Para el Ballet Nacional de Cuba, realiza además diseños de ballets como Flora de Gustavo Herrera, Apolo, Petroushka, El flautista de Hamelin, Bodas de Sangre de Antonio Gades y El circo, también con coreografía de La Alonso.

Castaño, mantuvo toda su vida una búsqueda incansable por entender el arte de la danza. Este hombre de amable sonrisa, y profundo corazón, entendió como nadie, la delicadeza del arte del ballet, y supo engalanarlo en su justa medida, de un entorno y un vestuario lleno de significados, contando a través de su imagen el carácter y la historia detrás del personaje.

 

Su relación con España, continúa tiempo después de haber pasado sus años de estudiante a través de la relación con la Fundación de la danza AliciaAlonso y el Ballet de Cámara de Madrid donde realiza varias producciones que conforman parte de esta exposición, entre los que se encuentran ballets, como Coppelia, La noche de Walpurgis, La Sílfide o Muñecos.